Cuando se habla de diversidad, en
realidad se está hablando de un concepto muy amplio en el que todos tenemos
cabida. Dentro de este concepto también están incluidos los NEE, es decir, aquellos
que tienen necesidades educativas especiales. Pero, como bien indica Bisquerra
(2011), todo el alumnado necesita ser atendido según sus necesidades, porqué
entre discapacidad y alta capacidad existe un continuo en el que todos estamos
dentro.
Por tanto, la atención a la diversidad
va más allá de las limitaciones de la persona, se dirige hacia las capacidades,
hacia las características de que hacen de cada uno su identidad. Hay que dejar
a un lado el concepto de “déficit” o “trastorno” y entrar en la diversidad.
Esto se debe trabajar de manera conjunta desde la pedagogía, la medicina, la
psicología y la sociedad; es decir, es el sistema de un conjunto de
microsistemas y todos son importantes.
La escuela inclusiva no solo debe tener
en cuenta la diversidad, sino que debe proporcionar a todos los alumnos aquello
que necesitan, y como ya se ha dicho, TODOS, sin discriminación, tienen derecho
a la educación. En otras palabras, la inclusión hace referencia a cómo la
escuela da respuesta a la diversidad, debido a que la heterogeneidad es uno de
los pilares de la inclusión (Bisquerra, 2011).
La inclusión es un proceso inacabado en
constante cambio que da lugar a la transmisión de unos valores y a la
participación activa de todos.
Muchas veces cuando se habla de
inclusión, se cae en el error de habar de igualdad, pero de igualdad para
todos, cuando en realidad es igualdad de oportunidades. Dar a todos el mismo
trato no es inclusión. Por eso, se debe hablar de equidad, porque se tiene en
cuenta que las necesidades de las personas son distintas.
El hecho de tener que aclarar el
concepto de inclusión, es porqué de manera paralela se habla de exclusión y,
¿cómo afecta la exclusión en las emociones de nuestros alumnos? Al excluir no
sólo estamos segregando a unas personas que tienen los mismos derechos que
cualquiera a recibir una educación, también estamos menospreciándoles como
personas e impidiendo el desarrollo afectivo de éstas.
Por esto, es importante la educación
emocional de todos los alumnos, para que no excluyan ni sean excluidos y puedan
sean capaces de aceptarse a sí mismos y aceptar a sus iguales tal y como son.
Bisquerra, R. (2012). Diversidad y escuela
inclusiva desde la educación emocional. Diversidad, calidad y equidad educativas, 1-23.
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