Lo más humano es desvivirse por otro ser humano

domingo, 25 de octubre de 2015


Desde que Mary Warnock en 1979  habló de las necesidades educativas especiales hasta la actualidad, han pasado unos cuantos años pero pocos cambios han llegado a las aulas. Malo es generalizar, aunque cierto es que, más de 30 años después la atención a la diversidad y la inclusión en las aulas sigue siendo un reto.

¿Por qué cuesta tanto? ¿Es una utopía? ¿Es cuestión de formación? ¿Interés? ¿Es posible atender a cada uno de los alumnos en un aula atendiendo a todas sus necesidades y sus ritmos? Según López Melero (2012), la clave está en al amor. Educar es un acto de amor y respeto a la diferencia. El amor nos humaniza y humanizar es lo que queremos y debemos hacer y transmitir en las aulas.

La sociedad es convivencia y ¿qué mejor lugar que las aulas para aprender a convivir? López Melero (2012) indica que la transmisión de los valores de la convivencia (honestidad, respeto, tolerancia, sinceridad, cooperación...) se debe hacer desde la educación y que estos son valores existen en el dominio del amor. Por otro lado, a los alumnos se les indica que la sociedad es competitiva e insolidaria y que tendrán que luchar por hacerse un hueco en ella. Estamos bajo una contradicción.

El espacio educativo es un lugar donde se respeta al otro y donde todos participan en la construcción del conocimiento, un lugar donde se convive democráticamente. Por tanto, si las aulas es el lugar donde debe promoverse la convivencia y el respeto, ¿por qué se excluye a las personas por tener un déficit, un trastorno o ser de otra etnia? El reconocimiento de las personas diferentes como lo que son, personas; es el sentido de la educación inclusiva, de otro modo lo único que se hace es excluir y es un acto deshumanizante.

Todas las personas tienen derecho a la educación, porque todas las personas son competentes para aprender. Que cada uno tenga unas capacidades y unas limitaciones y que todas ellas sean diferentes no es motivo para que dejen de aprender. La diferencia ha de ser un valor y no un defecto, un respeto a las peculiaridades e idiosincrasia de cada uno, una cultura de una escuela sin exclusiones, una diversidad. La diversidad ha de entenderse como una oportunidad de aprendizaje y no como un obstáculo (López Melero, 2012).
Al hablar de inclusión, hay que hablar de oportunidades equivalentes y no de igualdad de oportunidades. La educación inclusiva hace referencia al proceso de aprendizaje y la convivencia de las personas con sus diferencias y no a que las personas excepcionales deban adaptarse a un mismo sistema, base de la integración.
Para que todo esto suceda, debe haber un cambio en el modelo educativo y en las prácticas pedagógicas. Un cambio en el proceso de enseñanza-aprendizaje, en el currículum, en la organización escolar,  en el sistema de evaluación.

López Melero menciona unas barreras que impiden que la educación inclusiva llegue de manera efectiva a las aulas:
·         Políticas: existen normativas contradictorias.
·         Culturales: la necesidad de etiquetarlo todo.
·         Didácticas: procesos de enseñanza-aprendizaje.

Por otro lado, también propone soluciones para ello:
·         Eliminar la competitividad e incluir el aprendizaje cooperativo.
·         Cambio en la metodología (propone una metodología por proyectos) y eliminación de las adaptaciones curriculares. Para Melero, las adaptaciones crean zonas de discriminación.
·         Reorganización del espacio-tiempo.
·         Formación del profesorado.
·         Participación familia, escuela y sociedad.


Todas las personas son capaces de aprender, tan solo hay que darles la educación adecuada. 


“Lo más humano del ser humano es desvivirse por otro ser humano y no aprovecharse de él” (López Melero, 2012).

López Melero, M. (2012). La escuela inclusiva: una oportunidad para humanizarnos. Revista Interuniversitaria de Formación del Profesorado, 131-160.

2 comentarios:

  1. Este tipo de posts son los que te hacen reflexionar lo injusta que puede llegar a ser la sociedad con algunas personas. Por esta razón, desde las aulas, hemos de intentar que esto no suceda ya que hemos de ser conscientes de la importancia que tiene cada uno de los compañeros de clase para los otros, porque se complementan unos a otros.
    Por ello, hemos de dar a entender a nuestros alumnos y alumnas que "lo común es lo diverso" y que deben aceptar a cada uno de sus compañeros y compañeras, con sus fortalezas y debilidades.

    Paloma B.S.

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  2. Exacto, lo que nos hace diferentes es lo que nos hace únicos.

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