La educación es un bien social y de carácter público. Es para todos y de todos. Pese a los logros en la expansión de los sistemas educativos, persisten fuertes desigualdades en materia de oportunidades educativas. Mientras sigan existiendo centros escolares que no cumplan con los objetivos básicos, no podrá hablarse de una educación de calidad.
¿Cómo
se puede despejar los problemas en torno a la inclusión? ¿Cómo enfocar la
pregunta de modo de que nos sirva para entenderla y actuar en consecuencia?
¿Cómo pensar políticas educativas inclusivas? Para Soto Calderón (2003) el paso
previo es el análisis y la discusión de los diferentes procesos en que se ha
enmarcado la experiencia educativa de las personas con NEE; así como los
procesos de formación de los docentes y otros profesionales relacionados con
estas personas. Cabe tener en cuenta que todos los beneficiarios del sistema de
enseñanza tienen necesidades educativas especiales.
¿Cómo
enseñar todo a todos? Contrariamente a lo que solía creerse cuando se hablaba
de igualdad sin más, no todos están en el mismo punto de partida a la hora de
acceder a la educación. “Enseñar todo a todos”, no se logra ofreciendo a todos
lo mismo, y de la misma manera. Puede decirse que lo que para unos es
suficiente para otros no, y estas diferencias deben poder compensarse en el
aula.
HACIA UNA DEFINICIÓN DE
INCLUSIÓN EDUCATIVA
Incluir
significa, reunir los esfuerzos de distintos sectores de la sociedad para
brindar una educación sensible a las necesidades específicas de cada sector,
compensando las desigualdades, facilitando el acceso, la permanencia y el
progreso a aquellos que más lo necesiten.
En
las sociedades actuales, enseñar todo a todos sería un eufemismo si no se
reconoce que la sociedad tiene un caudal inmenso de conocimientos, y que la
tasa de población escolarizada ha crecido muchísimo.
La
educación es una de las mayores industrias en cualquier economía moderna, una
de las mayores tareas públicas. Y si la educación es un bien público de tal
relevancia, esto obliga a pensar en quiénes son sus beneficiarios y en cómo se
distribuyen esos beneficios. Resulta paradójico, observa Connell, que los
sistemas educativos tiendan a una forma piramidal donde el número de personas
que tienen beneficios va disminuyendo a medida que nos acercamos al vértice de
la pirámide, y la pirámide además se estrecha en los países más pobres, donde
la mayoría debe darse por satisfecho si recibe una educación.
Los
otros principios de justicia curricular se refieren a la participación y
escolarización común y a la igualdad. Los sistemas educativos, se supone que
preparan a sus ciudadanos para la participación en la democracia. El currículo
debería optar, por actividades de trabajo no jerarquizadas y de cooperación,
basadas en la participación y donde todos los partícipes se beneficien, como
ciudadanos de una democracia, del aprendizaje de los demás (Connell, 1997).
En
definitiva, todos deben poder acceder a una educación de calidad
independientemente de su status social, lo que debe hacer es redistribuir,
reconocer e intervenir de manera compensatoria.
“No
hay calidad sin inclusión, pues una educación que no es para todos no puede
llamarse de calidad”. Se tiende a entender la calidad como la ausencia de
conflictos.
Por
otro lado, las situaciones de exclusión suelen tener relación con las personas
con discapacidad, tienen a definir al alumno desde estereotipos que ignoran un
hecho relevante: las relaciones escolares cuyo carácter inclusivo se propone
reforzar son relaciones entre educadores, alumnos y familias.
Narodowski, M. (2008). La inclusión educativa.
Reflexiones y propuestas entre las teorías, las demandas y los slogans. . Revista
Electrónica Iberoamericana sobre calidad, eficacia y cambio en educación ,
19-26.
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ResponderEliminarBuenos días Lidia,
ResponderEliminarTu post me ha hecho reflexionar sobre la importancia de la inclusión en el sistema educativo. Al igual que tú, veo que en la actualidad siguen habiendo muchas desigualdades en el ámbito educativo, ejemplo de ello son los colegios que no cumplen los objetivos básicos para dar lugar una educación de calidad.
Todo ello me ha reflexionar sobre la necesidad de formación en la inclusión de todas las personas que formamos parte del sistema educativo, es decir, estudiantes de educación, docentes, consejos escolares, etc.,para poder así, conseguir una educación inclusiva y de calidad todos juntos.
Un saludo, Victoria S.
Gracias, Victoria, por tu comentario, es un tema que esta a la orden del día y todos los educadores debemos implicarnos para evitar cualquier exclusión.
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