Una reflexión sobre la educación inclusiva

miércoles, 14 de octubre de 2015



La educación es un bien social y de carácter público. Es para todos y de todos. Pese a los logros en la expansión de los sistemas educativos, persisten fuertes desigualdades en materia de oportunidades educativas. Mientras sigan existiendo centros escolares que no cumplan con los objetivos básicos, no podrá hablarse de una educación de calidad. 

¿Cómo se puede despejar los problemas en torno a la inclusión? ¿Cómo enfocar la pregunta de modo de que nos sirva para entenderla y actuar en consecuencia? ¿Cómo pensar políticas educativas inclusivas? Para Soto Calderón (2003) el paso previo es el análisis y la discusión de los diferentes procesos en que se ha enmarcado la experiencia educativa de las personas con NEE; así como los procesos de formación de los docentes y otros profesionales relacionados con estas personas. Cabe tener en cuenta que todos los beneficiarios del sistema de enseñanza tienen necesidades educativas especiales.


¿Cómo enseñar todo a todos? Contrariamente a lo que solía creerse cuando se hablaba de igualdad sin más, no todos están en el mismo punto de partida a la hora de acceder a la educación. “Enseñar todo a todos”, no se logra ofreciendo a todos lo mismo, y de la misma manera. Puede decirse que lo que para unos es suficiente para otros no, y estas diferencias deben poder compensarse en el aula. 

HACIA UNA DEFINICIÓN DE INCLUSIÓN EDUCATIVA

Incluir significa, reunir los esfuerzos de distintos sectores de la sociedad para brindar una educación sensible a las necesidades específicas de cada sector, compensando las desigualdades, facilitando el acceso, la permanencia y el progreso a aquellos que más lo necesiten.
En las sociedades actuales, enseñar todo a todos sería un eufemismo si no se reconoce que la sociedad tiene un caudal inmenso de conocimientos, y que la tasa de población escolarizada ha crecido muchísimo. 

La educación es una de las mayores industrias en cualquier economía moderna, una de las mayores tareas públicas. Y si la educación es un bien público de tal relevancia, esto obliga a pensar en quiénes son sus beneficiarios y en cómo se distribuyen esos beneficios. Resulta paradójico, observa Connell, que los sistemas educativos tiendan a una forma piramidal donde el número de personas que tienen beneficios va disminuyendo a medida que nos acercamos al vértice de la pirámide, y la pirámide además se estrecha en los países más pobres, donde la mayoría debe darse por satisfecho si recibe una educación. 

Los otros principios de justicia curricular se refieren a la participación y escolarización común y a la igualdad. Los sistemas educativos, se supone que preparan a sus ciudadanos para la participación en la democracia. El currículo debería optar, por actividades de trabajo no jerarquizadas y de cooperación, basadas en la participación y donde todos los partícipes se beneficien, como ciudadanos de una democracia, del aprendizaje de los demás (Connell, 1997).

En definitiva, todos deben poder acceder a una educación de calidad independientemente de su status social, lo que debe hacer es redistribuir, reconocer e intervenir de manera compensatoria. 

“No hay calidad sin inclusión, pues una educación que no es para todos no puede llamarse de calidad”. Se tiende a entender la calidad como la ausencia de conflictos.

Por otro lado, las situaciones de exclusión suelen tener relación con las personas con discapacidad, tienen a definir al alumno desde estereotipos que ignoran un hecho relevante: las relaciones escolares cuyo carácter inclusivo se propone reforzar son relaciones entre educadores, alumnos y familias.  



Narodowski, M. (2008). La inclusión educativa. Reflexiones y propuestas entre las teorías, las demandas y los slogans. . Revista Electrónica Iberoamericana sobre calidad, eficacia y cambio en educación , 19-26.

3 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  2. Buenos días Lidia,

    Tu post me ha hecho reflexionar sobre la importancia de la inclusión en el sistema educativo. Al igual que tú, veo que en la actualidad siguen habiendo muchas desigualdades en el ámbito educativo, ejemplo de ello son los colegios que no cumplen los objetivos básicos para dar lugar una educación de calidad.
    Todo ello me ha reflexionar sobre la necesidad de formación en la inclusión de todas las personas que formamos parte del sistema educativo, es decir, estudiantes de educación, docentes, consejos escolares, etc.,para poder así, conseguir una educación inclusiva y de calidad todos juntos.
    Un saludo, Victoria S.

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    1. Gracias, Victoria, por tu comentario, es un tema que esta a la orden del día y todos los educadores debemos implicarnos para evitar cualquier exclusión.

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